Sea un modelo de conducta
La mentira siempre ha sido una moneda de cambio en el mundo
en todas las épocas. Quizá en el tiempo actual se le ha dado una mayor
permisividad; se acepta como un valor entendido, como algo necesario, como algo
habitual, de uso corriente.
Así, desde la antigüedad la mentira se convirtió en un arma
infalible para la manipulación: Mintieron sacerdotes, reyes, exploradores,
navegantes, Reyes, emperadores,
dictadores, políticos, revolucionarios y
así la lista continúa. Siempre en busca de gloria, poder y riqueza al precio
que fuera.
Las secuelas de esta práctica siguen presentes en nuestros
días y ha permeado prácticamente todas las esferas de la sociedad. Mienten los
políticos y traicionan a sus representados enriqueciéndose desmedidamente a
costa de ellos, mienten los profesionistas al volverse mercaderes de sus
servicios y faltar a la verdad, mienten los constructores al edificar con
materiales de baja calidad, mienten los aspirantes a un trabajo al trucar sus
currículos, títulos o conocimientos, mienten los maestros al perder la mística
de la enseñanza y solo buscar su beneficio personal, mienten los estudiantes al
ocultar su bajo rendimiento y mal desempeño, mienten las parejas al tener
relaciones mancilladas con infidelidades, miente la autoridad al dejarse
corromper, miente el empleado al incumplir con sus responsabilidades, miente el
ciudadano al omitir sus impuestos, miente el hombre común al robarse la luz,
internet o usar espacios para discapacitados sin serlo, miente el restaurantero
al servir productos de mala calidad o en mal estado, miente el cantinero al
servir bebidas adulteradas, mienten los expendios de gasolina al vender litros
incompletos, miente el deportista al doparse para ganar, mienten los usuarios
de las redes sociales al propagar rumores y aparentar una vida que no tienen,
mienten las farmacéuticas al ocultar las consecuencias de un medicamento, mienten
los mercadólogos al ofrecer productos “milagro”… y así podría continuar.
Para justificarse han encontrado o adaptado estos dichos
populares
·
“El que no tranza no avanza”
·
“De que lloren en mi casa o que lloren en la
tuya... mejor que lloren en la tuya”
·
“Estamos en el Año de Hidalgo… chin…el que deje
algo”
·
“Camarón que se duerme… se lo lleva la
corriente”
·
“A la
tierra que fueres haz lo que vieres”
·
“A río revuelto, ganancia de pescadores”
·
“Que no me den, que me pongan donde hay”
Esta forma de ver la vida de algunos adultos, trasciende en
la persona de nuestros jóvenes causándoles gran desconcierto al recibir dos
mensajes que son mutuamente excluyentes: O se vive en pos de la ganancia
inmediata y egoísta o íntegramente. En el ambiente familiar, la consecuencia de
esta dualidad es una fractura en las relaciones entre padres e hijos: Por un
lado se le ordena que vivan una vida decente, respetuosa e íntegra, cuando ven
que sus mayores hacen justamente lo contrario. Y es que no se puede educar sin
el ejemplo. Los niños y adolescentes necesitan ver que aquellos que han
emprendido la tarea de educarles se comprometan con la forma de vivir que
esperan de sus educandos. Así de simple. De hecho, aun cuando un padre o madre
no hable específicamente de un tema con su hijo, su ejemplo le ayudará y guiará
a tomar la decisión correcta.
Sea un
modelo de conducta
·
Respete a
su pareja
No hay nada más que afecte a un
hijo que ver a sus padres pelear. Esto trastoca su sentido de seguridad y
afecta anímicamente. Es preciso no hacerlos partícipes de una pelea o
desencuentro. Jamás obligarlos a tomar partido y en la medida de lo posible
evitar discutir frente a ellos. Si presencian frecuentes disputas pueden concluir
que la lucha de poderes es la forma de dirimir diferencias y repetirlo en su vida
adulta.
·
Al
manejar, respete a los automovilistas y los señalamientos
Al manejar es muy fácil caer en
la tentación de tener una conducta descortés, por no decir agresiva con otros
conductores. El respeto a los
automovilistas y los señalamientos hará que nuestros hijos, futuros
conductores, aprendan a hacer lo correcto. Conducir hablando o mensajeando por
teléfono, a exceso de velocidad, o habiendo consumido alcohol son de las faltas
más frecuentes que ponen nuestra conducta en entredicho ante nuestros hijos.
·
Cumpla
sus obligaciones y promesas
Si usted cumple sus obligaciones
y promesas tendrá el derecho moral de exigir el cumplimiento de las
obligaciones y promesas de sus pequeños. No hacerlo, conlleva al uso de la
autoridad e imposición para lograrlo, con el consiguiente desgaste familiar.
Mediante el cumplimiento, no solo resuelve su situación personal inmediata y
honra su palabra sino que estará enseñando uno de los valores más importantes
para tener éxito en la vida.
·
Obedezca
las reglas del lugar o situación
La vida en comunidad exige el
cumplir con una serie de formalismos que van desde las normas de cortesía,
protocolos en ceremonias y comportamientos
sociales que están más relacionados al sentido común. Los niños y jóvenes dan
sus primeros pasos en el comportamiento social aprendiendo de sus padres. De
ahí la importancia de llevar una vida socialmente correcta. No es preciso
mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de
constancia y naturalidad. Al momento de enseñarle a respetar las reglas básicas,
irá aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean.
·
Igual que
con otras personas, sea respetuoso con vendedores y mendigos
La vida de las ciudades puede
llegar a ser verdaderamente estresante. Si a eso le sumamos la cantidad de
vendedores, mendigos y artistas callejeros con las que nos topamos en un día
cualquiera, puede llevarnos a perder nuestra paciencia. La recomendación sería
tratar de no alterarse ni discutir con estas personas. Ayuda pensar que son
gente que necesita vivir y que por más que nos enojemos no vamos a arreglar el
mundo peleando. Por otra parte, es una buena ocasión para dar ejemplo a
nuestros hijos de altruismo y consideración. Por encima de todo, es importante actuar
con reserva a fin de no ser sorprendidos por un maleante.
·
No
insulte a las personas aun cuando no puedan oírlo
Maldecir a la gente, es una
pésima conducta. Tanto si creemos tener razón como si no. Es de las cosas que
más fácil aprenden los muchachos. Por tanto, debemos evitar expresiones o señas
que resulten ofensivas. Insultar dentro del automóvil, por ejemplo, crea una
atmósfera incómoda, afecta el estado anímico y ya no digamos que la
respetabilidad se cae al piso. Por otra parte, es altamente riesgoso
enfrentarse con un desconocido, pues justamente desconocemos la manera en que
este pueda reaccionar. Tenga presente que hay gente que a la menor provocación
reacciona de forma violenta, quizá con la intención de desahogar su frustración
o enojo. Evitémosle dar ocasión de que lo haga con nosotros.
·
No
insulte a las personas que no son o no piensan como usted
Por más que discrepe de las
ideas, apariencias o modos de actuar de otra gente, lo mejor es ser tolerante.
Ofender o atacar a gente diferente a nosotros puede traer consecuencias
catastróficas social y legalmente hablando. Si se siente ofendido o afectado de
alguna manera, recurra a una instancia legal para tratar de solucionarlo. No
trate de hacer justicia por su propia mano ni recurra a la ofensa como medio
para hacer valer sus derechos. Nuevamente, su comportamiento puede crear fobias
sociales en sus hijos, con lo que estará perpetuando un comportamiento
antisocial.
·
Cuide el
medio ambiente
Atentar contra el medio ambiente
en cualquiera de sus formas: basura, contaminación atmosférica o de mantos
acuíferos es un atentado contra la vida. Respetar y hacer respetar el medio
ambiente es una cuestión de supervivencia. Pongamos especial cuidado en la educación de
los niños y adolescentes y hagámosles ver las consecuencias de no hacerlo.
·
Pague sus
deudas
Honre sus compromisos cumpliéndolos.
A través de esto estaremos educando a nuestros menores en el uso responsable
del dinero. Evite en lo posible endeudarse, pero si no lo consigue, cumpla
pagando a tiempo. No oculte a sus hijos el esfuerzo que se hace para pagar las
cosas y el por qué deben evitar el derroche y desperdicio. Es una excelente oportunidad
para darles una lección de educación financiera.
·
No tenga
conductas impropias delante de sus hijos
No es ningún secreto que los
niños y jóvenes tienden a imitar el comportamiento de sus mayores, tanto
positivos como negativos. Por tal motivo, es muy importante cuidar de nuestra
conducta frente a ellos. Los pequeños observan constantemente y aprenden lo que ven. Antes de actuar, debemos
reflexionar un poco lo que vamos a hacer o decir, ya que sin proponérnoslo estamos
marcando una pauta de conducta en sus vidas.
Inside
Kids
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